4 de septiembre de 2009

Libro de texto, no gracias

Libro de texto, no gracias.


Un año más, millones de escolares españoles comenzarán el curso escolar con una misma dinámica de funcionamiento: un libro de texto, un docente y una pizarra. Cada día, el maestro/profesor explicará la lección del libro, dará permiso para hacer preguntas y se harán los ejercicios que indica el libro. Llevará a casa deberes con esos mismos ejercicios y después, el alumno tendrá que memorizar la lección que habrá de saber de manera literal para hacer el examen. En esencia, la misma escuela a la que asistieron nuestros abuelos.

Lejos de reducirse, esta dinámica empobrecedora se extiende aún más en el aula. En Educación Infantil se ha generalizado el uso de libros de texto en forma de fichas y en Primaria y Secundaria, el libro de texto contiene incluso los ejercicios a realizar. Pero estos ejercicios no son suficientes: se adquieren aún más cuadernillos de ejercicios. Materias como música, plástica o gimnasia también tienen libro de texto. Y existe libro de texto para realizar exámenes (para el profesor) e incluso para las tutorías. Su arraigo en el aula es tal que muchos padres identifican el libro de texto con el programa del curso. Sin embargo, esto no ha de ser así. Algunos centros prescinden desde hace años del libro de texto con excelentes resultados escolares.

Una clase que tiene cómo única fuente de información un único libro (el libro de texto), impide al estudiante aprender:

-que existen múltiples fuentes de información
-cómo buscar esa información
-a discriminar esa información, a extraer la que es útil y relevante y finalmente, aprender de ella.

Una clase cuya dinámica consiste en escuchar en silencio la explicación de un único libro (un libro de texto) y preguntar sólo cuando se le da permiso impide al estudiante aprender:

-a trabajar en equipo.
-a coordinarse con otros estudiantes para obtener una información relevante de múltiples fuentes, entablar un diálogo sobre el material, reflexionar y presentar conclusiones.

Una clase cuya dinámica consiste en escuchar en silencio la explicación de un único libro (un libro de texto) para después memorizar literalmente sus contenidos impide al estudiante, entre otros aspectos:

-un aprendizaje duradero y útil para su formación (puesto que esos conocimientos memorísticos serán olvidados casi en su totalidad, nada más realizar el examen)
-impide la capacidad crítica, la curiosidad intelectual y la reflexión.

Han dicho:

“El libro de texto ha sido uno de los elementos omnipresentes en la escuela; un dispositivo tan consubstancial a una forma de entender el proceso de enseñanza-aprendizaje que quizá algunos profesores no sabrían qué hacer sin él, se encontrarían desvalidos, no sabrían qué enseñar ni cómo hacerlo. Porque, demasiado a menudo, el maestro se refugia detrás del libro de texto y acaba haciendo él mismo lo que luego va a exigir a sus alumnos; recitar el manual. Y así, los libros de texto han llegado a ser como la prótesis imprescindible para suplir las carencias culturales y científicas de ciertos enseñantes”. Jaume Trilla Bernet, Catedrático de la Facultad de Pedagogía de la Universidad de Barcelona. La aborrecida escuela, Editorial Laertes.

A mi juicio, son las técnicas de marketing y nunca la calidad de los mismos, lo que explica el uso masivo de los libros de texto (…). (…) jamás deben probar las editoriales que los libros de textos han sido sometidos a un proceso de investigación propia, ni mucho menos a explicitar los efectos secundarios de cada marca. (…). Esta política liberal salvaje que se produce en la comercialización de los libros de texto siempre me ha parecido monstruosa (…)”. – Santiago Molina García, Catedrático de Educación de la Universidad de Zaragoza. La escolarización obligatoria en el siglo XXI, Editorial La Muralla.

“En los libros de texto no existe el concepto de sostenibilidad, ni su contrario el de insostenibilidad. La ocultación de la gravedad de la crisis ecológica (y social) contemporánea es generalizada.” Comisión de Educación Ecologistas en Acción. http://www.oei.es/decada/portadas/Informe_curriculum.pdf

Ejemplos de buen hacer. Los Colegios Públicos Príncipe de Asturias, La Navata o Trabenco en Madrid, los Amara Berri en el País Vasco, etc. son algunos de los ejemplos con excelentes resultados académicos de una escuela que ha superado el libro de texto como única forma de impartir clase. También existen iniciativas individuales de docentes, como el colectivo La Illeta que insta a prescindir del libro de texto. http://www.elistas.net/lista/redires/ficheros/4

Por todo ello, Otra Escuela es Posible solicita un modelo educativo activo/participativo que destierre del aula el concepto del alumno como "caja vacía": un ente pasivo cuya única función es repetir literalmente contenidos impartidos por el educador. Para ello, es necesario una enseñanza que promueva la curiosidad intelectual, la capacidad crítica del alumno y la reflexión.

La Asociación Nacional Otra Escuela es Posible es una asociación sin ánimo de lucro y de ámbito nacional que agrupa a madres y padres cuyos hijos cursan estudios en colegios públicos, concertados o privados. Otra Escuela Es Posible pretende ser un estímulo para la modernización del sistema educativo español.

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