7 de julio de 2009

XXXIV Escuela de Verano de Acción Educativa. ¿Por qué es imprescindible la formación permanente de profesionales de cero a tres años?

Texto del sábado 4 y lunes 6 de julio de 2009 de "LABRA LA PALABRA", periódico de la XXXIV edición de la Escuela de Verano de Acción Educativa.

¿Por qué es imprescindible la formación permanente de profesionales de cero a tres años?

En el preámbulo del Informe de UNICEF 2001 sobre el estado mundial de la Infancia Kofi Anan escribió:

"La primera infancia, la 0 a 3 años, debería recibir la atención prioritaria de los gobiernos responsables, plasmada en leyes, programas, y recursos. No obstante, éstos son los años en los cuales reciben la menor atención y esto es una tragedia, tanto para ellos como para los países."

Atención prioritaria, como afirma Anan, por derecho, no por lástima derivada de la incapacidad, como tradicionalmente se ha venido considerando a la primera infancia. Hoy todas las ciencias psicopedagógicas y las neurociencias están aportando un torrente de informaciones acerca de las enormes capacidades de los niños y niñas de estas edades y de la influenciad e una buena educación (ambiente y espacios adecuados, cooperación participativa de todos los agentes que intervienen en ella, ratios ajustadas y profesionales altamente cualificados para seleccionar aprendizajes necesarios).

Atención prioritaria significa derechos prioritarios porque, precisamente por su trascendencia es la edad más vulnerable, el núcleo para la formación de la personalidad y el desarrollo del organismo. Significa que es la edad e nla que con más mimo es preciso cuidar esas potencialidades para que puedan florecer en todo su esplendor en cada ser humano. Seres humanos diversos, distintos que tienen derecho a recibir lo mejor porque, como decía Malaguzzi, tenemos una profesión "para pensar a lo grande" por la responsabilidad que conlleva, por la alegría que nos produce y por las esperanzas que nos alienta.

Atención prioritaria significa que precisan de los y las mejores profesionales, que conozcan a fondo estas edades y sepan cómo intervenir para que tenga lugar una buena educación. Y es que los niños y niñas de 3 años ya son personas con plenos derechos, con características específicas que asombran cada día a los investigadores, características que es preciso conocer y a las que es preciso dar respuesta.

Pero también las afirmaciones de Anan son, por desgracia, una realidad en nuestro país. Nuestros gobernantes se han desentendido de su obligación de atender prioritariamente a la Educación Infantil y, desde el Estado de la Nación, han desprotegido al primero de sus ciclos de los abusos esperables por parte de comunidades autónomas como la de Madrid.

Aquí se obvia que la etapa completa es educativa, a pesar de las declaraciones retóricas. Esto supone que el primero de sus ciclos no puede recibir un trato desigual con respecto al resto de etapas y ciclos, tampoco en formación permanente; un derecho y un deber que se niega hoy a sus profesionales, a pesar de que es un recurso esencial para complementar, o compensar en muchos casos, una formación inicial que suele ser, además, deficitaria en general.

¿Dónde está la formación personal para no proyectar en las criaturas nuestros propios desequilibrios?, ¿Dónde está la formación que advierta de los peligros de la rutina, de la funcionarización, del agotamiento personal, de la soledad?, ¿Dónde la que hace posible que descubramos que los niños y niñas tienen cien lenguajes y que necesitan utilizarlos todos para poder expresarse, comprender, crear, aprender a convivir, a ser personas, a estar y a apropiarse del mundo y mejorarlo con los demás?, ¿Dónde está la formación en una escuela inclusiva?, ¿Dónde está la que nos permite compartir con compañeros y compañeras, contrastar con ellos, pensar y hacer juntos, profundizar en lo que ya hemos iniciado y abrir las ventanas con capacidad crítica y con esperanza hacia la escuela posible y necesaria?, ¿Dónde está la formación científica que nos permita estar al día de los descubrimientos para conocer mejor a esa infancia que nos sorprende día a día con sus enormes posibilidades, para poder enriquecerlas?

Con frecuencia ni se asoma por la formación inicial, pero en el caso de que algunos de los aspectos anteriores si se hayan tratado, sólo desde la formación permanente, durante toda la vida, puede responderse a estos interrogantes. Es necesaria para muchos y muchas profesionales pero es IMPRESCINDIBLE en cero-tres, la edad más desconocida.

La Consejería de Educación, que considera asistencial a nuestro ciclo, es la gran ignorante y alardea de ser la gran atrevida, por eso nos niega esa formación, precisamente, a quienes más hemos mostrado, junto a los compañeros y compañeras del segundo ciclo, que estamos en disposición de aceptar el reto, que sabemos de su necesidad y que asistimos en mayor número a las ofertas de calidad que se nos han proporcionado.

Somos educadores y educadoras y tenemos que decirles que se "asiste" al enfermo, circunstancia que concurre a veces en las personas a lo largo de su vida, pero por encima de este hecho, a los niños y niñas pequeñas se les EDUCA. ¡Y hace falta mucha ciencia para hacerlo bien!, ciencia inicial y ciencia permanente.

Quien sólo guarda, quien sólo cuida es, según el diccionario, "quien se halla presente, quien presta socorro, favor ayuda". Nosotros y nosotras necesitamos seguir formándonos porque, además, EDUCAMOS, CON ORGULLO Y CONSCIENCIA.

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