20 de octubre de 2010

DIARIO DE MI FRACASO ESCOLAR DESDE MI MAS TIERNA INFANCIA

Nací en un pueblo madrileño, alejado de la capital.

A los nueve meses entré en la casita de niños del lugar con diez niñ@s más, una sola educadora y otra educadora de apoyo compartida con veinte pequeños más de 2-3 años.

A los pocos días notaron que tenía dificultades para hacer algunas cosillas y se preocuparon, hablaron con la familia y llamaron al Equipo de Atención Temprana (E.A.T.) de la zona, que asiste al centro cuando lo demanda, es decir, cuando existe un caso, un posible Alumno con Necesidades Educativas Específicas (A.C.N.E.E.). Acudieron en cuanto pudieron, pero su volumen de trabajo no le permitió evaluarme hasta casi final de curso.

Cuando se inició el siguiente curso escolar, tenía poco más de 1 año, gracias al diagnóstico del EAT me incluyeron en la lista de espera de un centro de tratamiento, que tenía una parte privada que me atendería inmediatamente por un módico precio.

En la casita recibía apoyo del EAT, una orientadora me visitaba una vez al mes exceptuando cuando coincidían diferentes pruebas médicas, puentes y siempre que estaba malit@, que era muy a menudo, La especialista en Audición y Lenguaje (A.L) del EAT venía dos veces al mes en las mismas condiciones.

A partir de un buen día, empecé a viajar, 60 km, 30 de ida y 30 de vuelta, lunes y miércoles para recibir las 2 sesiones de MEDIA hora de estimulación.

Con 2 años el viaje era diario, me matriculé en una Escuela Infantil pública de gestión indirecta (eufemismo de: GUARDERIA PRIVADA CONCERTADA) que cumplía los requisitos exigidos por la Comunidad de Madrid:

  • GESTIÓN PRIVADA: por una empresa de servicios, que destaca por su excelente gestión económica (recortando personal) y por varios procesos judiciales abiertos por malos tratos.
  • REDUCCIÓN DE TITULACIÓN: cada vez son menores los requisitos académicos y experiencia exigidos, que sumados a la falta de tiempo y espacios para formarse, coordinarse, reunirse e intercambiar experiencias, programar. Consigue educadoras poco motivadas gracias a una sobrecarga de trabajo, en jornadas interminables y con sueldos irrisorios (sobre 800 euros brutos al mes).
  • DISMINUCIÓN DE PLANTILLAS: suprimiendo educadoras de apoyo, lo que dificulta un trabajo por rincones, talleres de psimotricidad o música, etc.
  • RATIOS IMPOSIBLES: 8 bebés, 13 niñ@s de 1 a 2 años y 20 de 2 a 3, todos con la misma educadora y 1 educadora de apoyo cada 2 aulas como mucho.
  • BILINGÜÍSMO: priorizando en centros de 0 a 3 el conocimiento del inglés antes que los relacionados con la titulación de infantil o con la atención a la diversidad.
  • REDUCCIÓN AL MÁXIMO DE LOS EQUIPOS DE ATENCIÓN TEMPRANA (E.A.T.) incrementando el número de centros a los que atienden, y no el de profesionales.
  • LOGRAR UNA EDUCACIÓN DE CARÁCTER ASISTENCIAL.
Así estuve hasta mis 3 años, en una guardería concertada, con una educadora maravillosa, una educadora de apoyo para 2 aulas, es decir, para casi 40 niñ@s, que de vez en cuando nos decían “hello”,“red”,”blue”. Apenas sabían nada de mi enfermedad, intentaban formarse y seguir las indicaciones de la orientadora del EAT que venía una vez a la semana y de la AL que lo hacía cada 15 días. ¡Vamos! seis visitas al mes a compartir con otros 4 ACNEE.

Por desgracia no he nacido en un lugar donde se tuviera en cuenta la educación pública, la calidad de la enseñanza, la atención a la diversidad. Un lugar en el que jugando aprendiéramos a ser libres, que la enseñanza se basase en la educación integral; racional y no confesional; no autoritaria; que buscase la igualdad de género y clase; que fuese autogestionada; que usase la asamblea como técnica de resolución de conflictos y método para organizarse abandonando los premios y castigos y los exámenes.

Naciendo un nuevo mundo en el que los niñ@s sean libres, críticos, solidarios, pero ante todo felices.

Fuente: http://ensemad.cnt.es/


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